Okinawa
Lo que antaño fuera el reino Ryûkyû, un pequeño y opulento reino conformado por unas islas en medio de las rutas comerciales del este de Asia, es hoy en día la prefectura japonesa de Okinawa. Dicha prefectura es la más austral de Japón. Es la de la flecha verde:
Ryûkyû tuvo sus propias dinastias y reyes. El reino Ryûkyû empezó cuando los pequeños grupos que controlaban partes de la isla Naha se convirtieron en 3 reinos, el Reino de la Montaña del Norte, el de la Montaña Central y el de la Montaña del Sur. Tras guerras la Montaña Central dominó toda la isla y así empezó la primera dinastía Shô. Gran parte del comercio en el este de Asia hacia escala en estas islas. Más temprano que tarde se convirtieron en un reino que pagaba tributo a China.
Alrededor del siglo 17 Japón invade Ryûkyû, pero por su importancia con el comercio con China no declaran las islas territorio japonés y le dejan una gran autonomía. De haberlo declarado territorio Japonés China hubiera cesado el intercambio con Ryûkyû. Simplemente conviertieron a Ryûkyû en reino que pagaba tributo a uno de los dominios japoneses. Ahora Ryûkyû pagaba tributo a dos reinos/imperios. Luego de que la restauración Meiji devolviera el poder al emperador de Japón, los japoneses delcararon abiertamente Ryûkyû como parte de Japón, y a pesar de las quejas de China se convirtió en Okinawa, Uchinaa en el dialecto local.
Este viaje ha sido el más costoso de los que he hecho. Sin embargo, gracias a que fui en temporada baja y a que en el paquete turístico nos metimos cinco personas se volvió accesible. La habitación la compartimos entre los cinco, tres de nosotros dormimos en futón en la sección de tatami, excelente.
El primer día teníamos planes de playa. Pensabamos que llegaríamos al hotel sin muchos inconvenientes y que todavía habría sol para nadar en el mar. El avión Ôsaka-Okinawa partía a eso del medio día, 2 horas en el aire se pasaron rápido jugando Glory Days II en el Nintendo DS. Muy a nuestro pesar, el mexicano no pudo obtener una licencia de conducir japonesa y nos tocó movernos en transporte público. No hubiera sido un inconveniente en el Japón central, pero aquí sí lo fue. Llegar al norte de la isla, donde estaba nuestro hotel, nos tomó alrededor de 4 horas en autobuses que se detenían en cualquier esquina. Para cuando llegamos al hotel ya era de noche. En vez de playa nos tuvimos que conformar con la piscina cubierta y la no cubierta del hotel (-;
Una cosa que pude apreciar en mi viaje en autobús es que Okinawa es un pueblo. Es una isla realmente rural. Pequeñas casas con sembradíos o chivos a lo largo de la carretera, en el pueblo donde cambiamos de autobús se podían ver edificios bajos y viejos, con la pintura descuidada, calles estrechas y con poco tráfico. Incluso en la capital, donde empezó nuestro trayecto de transporte público, las casasitas eran las típicas que uno se encuentra en cualquier pueblo del interior.
A parte de tiempo para las observaciones de la arquitectura local jugué más NDS con los demás. Modestia aparte, soy demasiado bueno en Mario Kart DS, siempre les ganaba, jojojo.
Algo muy típico de la isla es la tradición de los Shîsâ. Son las figuras de un par de leones, uno con la boca abierta y uno con la boca cerrada, que se cree que espatan a los espíritus malignos y atraen la buena suerte. En todas las edificaciones hay un par de Shîsâ en la entrada, en la entrada a las estaciones del monorriel, de las casas, de las tiendas, del hotel, del acuario, etc.
El segundo día sí fue de playa. ¡Finalmente! Cerca del hotel había una playa, es precisamente la cercanía con la playa que nos llevó a escoger dicho hotel. La playa pertenece al parque del "Okinawa Churaumi Aquarium" (chura = hermoso en el dialecto descendiente de lo que se hablada en el reino Ryûkyû, umi = mar en japonés), Emmerald Beach era el nombre de la playita. Era muy pequeña. Chiquiturria. La arena era blanca, la temperatura del agua estaba bien, pero no había olas. Nada. Ni una. Según entiendo a los japoneses no les gusta las olas. Alguien dijo que es porque le temen a los tsunamis, otros que porque temen que las corrientes los arrastren. Así que en las playas colocan unos rompe-olas de modo que el agua de la playa parezca el de una piscina… decepcionante…
Los extranjeros tomamos poseción de una de las islitas de plástico y la declaramos la "International Plastic Island o' Fun". El evento principal de nuestra isla era la lucha de pseudo-sumo internacional. Muy sencillo, n participantes se suben a la isla, el que no sea arrojado al mar gana. Fue divertido, y llamamos la atención de los pocos turistas japoneses que habían en la playa.
En la tarde fuimos al acuario. Tiene el segundo tanque más grande del mundo. El principio del recorrido es modesto. Un tanque con diversos tipos de estrellas de mar, el tanque está abierto así que puedes tocar dichos animales. La textura es un poco aspera, pero son suaves al apretarlos, acolchonaditos.
Luego había un tanque con manta-rayas, uno con vida de los corales y finalmente el super tanque, con tiburones ballenas y mantas, las gigantes. Es el único acuario en el mundo que tiene mantas en cautiverio, según entendí.
Fuera del acuario, pero dentro del parque, tienen un tanque con delfines. Hicieron un acto de alrededor de 15 minutos, fue excelente. Habían dos delfines comunes y dos que parecían pequeñas ballenas. Hicieron sus ruidos de delfines, aletearon, saltaron muy alto, se salieron del agua para que pudieramos ver sus cuerpos, nadaron muy rápido en el tanque para ver su velocidad máxima.
El día siguiente decidimos ir a una isla que aparentemente es muy buena en lo que a playa se refiere. Se llama "Mina-jima" o "la isla de todos". Es una isla en forma de croissant de dimensiones irrisorias. De un lado de la isla al otro se llega en 5 minutos a pie. A Mina-jima se le llega en un ferry de 15 minutos. Ese día no hubo sol, es más, llovió mientras estábamos en la playa. Las nubes fueron bienvenidas por nosotros los extranjeros que no estábamos familiarizados con la cobertura de los protectores solares japoneses. Todos nos quemamos el día anterior. El gringo decidió no ir a la playa por sus quemaduras. Como hombre precabido vale por dos yo me eché dos capas de protector, así que no me quemé la cara.
Desde Ôsaka venía con la idea de hacer algo diferente en Okinawa, algo como saltar en paracaídas (es broma papá, es broma), tomar un tour en uno de los mini submarinos, o bucear. Ésto último sí lo conseguí en Mina-jima. El precio me pareció más o menos razonable. Estuvo interesante. Empezamos con el entrenamiento, cómo ponerse el traje de goma, y las chapaletas, y los guantes, y las pesas, y la careta, y el tanque… práctica de respirar con el tanque, práctica de sacar el agua de la careta soplando aire por la nariz, práctica de presurización de los oídos, señales con las manos, etc. Finalmente partimos. Estuvo interesante, pero aparatoso, no es muy cómodo nadar con tando equipo. Alimentamos peces con salchicha, vimos un coral, vimos estrellas de mar, etc.
Mina-jima desde el ferry:
El último día decidimos alejarnos de la playa e ir a la ciudad. Nos paramos a las 6:00 y agarramos un taxi entre 5 personas. Eso está prohibido, pero el taxista fue muy amable, incluso nos rebajo el precio. Así que atrás íbamos 4 apretados, y uno tenía que esconderse si se acercaba un policía.
Gracias al taxi llegamos temprano a la ciudad y pudimos visitar el castillo Shuri (Shuri-jo). El castillo fue el sitio desde donde la segunda dinastía Shô gobernó Ryûkyû.
El castillo está edificado con un estilo chino pues esa era la influencia de la época.
Dentro de una de las alas del castillo tenías que quitarte los zapatos para entrar. Los tenías que cargar en una bolsita que amablemente te suministraban. Además, las fotos estaban prohibidas en esa parte.
Sin embargo, en la sala del trono sí se permitía fotos. Aquí hay un cristal que permite ver las ruinas de las versiones anteriores del castillo. El castillo ha sido quemado y lo han vuelto a construir más de una vez.
Ese animal azul es un "kirin". Es un animal mitológico japonés, es mitad dragón mitad caballo.
Nuestra última parada fue en "Kokusai Dôri", o la calle internacional. Es una calle llena de tiendas con recuerdos de Okinawa. Compré un paquete de dulces Okinawenses para la gente de mi laboratorio. Para mi tutor compré una variedad de licor local llamado awamori. Para mi mamá unos Shîsâ.
También tenían un tipo de licor con una serpiente en la botella. El mexicano probó un trago en la tienda donde compramos el licor y a los 10 minutos tuvo que ir un baño para deshacerse del alcohol por donde entró… Dijo que sentía que se iba a desmayar. La serpiente se vengó.
Foto que imagino que las chicas encontraran cuchi: en las puertas del monorriel que tomamos hasta el aeropuerto tienen esta imagen para que uno tenga cuidado con sus dedos y la puerta.
Más fotos en:
http://picasaweb.google.com/O.Simon/Okinawa
Adriana: si, de verdad me comi un caracol.
ResponderBorrarAnonimo: jojojo, que bueno!!
Hola! Simon como estas! tiempo sin escribirte nada xD en realidad no es por q este ocupado si no por q simplemente soy un flojo.......
ResponderBorrarQue fino estuvo tu viaje! bastante emocionante! definitivamente... creo q si yo saltara en paracaidas.. me muero en el camino de seguro c_cU
oye parece que voy a empesar clases pronto! (en realidad aun no me pre-inscribo) pero parece q si :P informatica en el politecnico de la victoria :D. Luego hablamos! suerte y disfruta tu viaje :P
Jaa na, xD (no sabia q okinawa estaba tan apartada ¬.¬U)
YUMI licor d serpiente!! Oo
ResponderBorrarjajaj q creepy la botella con la serpiente con la boca abierta casi q se ve viva y como eso se ve taaan tierno le ponen una tapa color rosa con floresitas para q se vea MAS tierno de lo q ya es ...
Estaba esperando algun comentario acerca del Sr. Miyagi :D.
ResponderBorrarAcolchonaditos?? Cuidado con esas expresiones, porque te anotamos en la pizarra en la seccion de chinazos...
Saludos