jueves, diciembre 31, 2009

Excusas

Quienes siguen este blog se habrán dado cuenta de que mis posts son cada vez más distanciados. Inclusive, los posts más recientes relatan eventos que ocurrieron hace un tiempo, eventos que no pude narrar antes.

¿Por qué Simón no postea como antes? Hay una razón, que por cierto es muy celosa, que destroza todos mis planes narrativos. Cualquier cosa ajena a esa razón es despedazada como si un tifón hubiese pasado por encima.

Hoy no voy a andar con mucho suspenso. Esa razón es mi tesis de maestría.

Mi primer año en Japón fue de "research student", o estudiante de investigación. Mis obligaciones eran investigar y estudiar japonés. Lo que investigué ese año tenía que ver con mi tesis. Básicamente fue una revisión de la literatura al respecto del área de Inteligencia Artificial con el que tiene que ver mi tesis.

Mi segundo año en Japón fue mi primer año de estudiante de maestría. Como buen estudiante en una universidad japonesa, me puse como meta ver todos los cursos de los dos años de maestría durante el primer año. No me fue tan mal. La investigación seguía avanzando, pero no con mucha velocidad. La prioridad eran las materias.

Cuando tenía tiempo disponible iba creando un videojuego con el poco creativo título de "Fighting Videogame", o "juego de peleas".





Como pueden ver, es un juego muy sencillo en el departamento gráfico, pero lo importante es la AI detrás del oponente.

Como todavía faltan experimentos por realizar, y es posible que algunos de los sujetos de prueba lean este post, debo evitar cualquier explicación sobre el diseño de la AI. Ese conocimiento podría alterar el resultado de los experimentos.

Mi tercer año en Japón, mi segundo año de maestría, ha consistido en avanzar mi tesis. Mi tesis es AI en un juego de peleas. Es por ello que tuve que desarrollar un juego durante el primer año.

Avancé durante el semestre de primavera, avancé un poco durante las vacaciones de verano (luego de que se fueron mis hermanos), he avanzado mucho más en el semestre de otoño.

A principios de diciembre asistí a una conferencia de AI en Tôkyô para presentar resultados parciales de mi tesis. Mi presentación fue bien recibida, hubo interés por parte de los participantes, hubo muchas preguntas. La preparación para esta conferencia me quitó todavía más de mi preciado tiempo.

Vine a Venezuela en diciembre. A pesar de ser vacaciones, he estado trabajando en la tesis. El programa está listo. Ahora estoy en la fase de experimentos.

He estado tan ocupado con la tesis durante mi estadía en Caracas que han habido muchas personas que no he podido ni visitar ni llamar. Inclusive no pasó por mi mente llamar a tíos y primos sino hasta entrar en la fase de experimentos, lo que me ganó unos cuantos regaños.

Probablemente seguiré con los experimentos una vez que regrese a Japón. Planeo escribir la tesis en enero y febrero, entregar el libro el 12 de febrero, defender el 16 del mismo mes. Escribir una tesis de maestría en mes y medio suena retador…

Es por toda esta ocupación que he dejado un poco el blog. Graduarme es primera prioridad. Sin tesis no hay graduación. Sin graduación a tiempo, Platinum Games anula la oferta de trabajo que me hicieron. O me gradúo, o muero.

Quisiera pedirles un poco de paciencia durante esta etapa. Una vez que haya hecho la presentación de la tesis tendré todo el tiempo del mundo. Volveré a postear a una velocidad aceptable. Además, en abril empieza la nueva fase de trabajar en una compañía japonesa de videojuegos, y espero escribir muchos posts al respecto.

viernes, noviembre 13, 2009

Ceremonia de té

Cualquiera que haya visto Karate-Kid 2 entenderá que existen ceremonias de té. Perdón, quise decir que cualquier persona que tenga conocimientos sobre la cultura japonesa, por más ligeros que estos sean, sabrá que en Japón existe la tradición de la ceremonia del té. Para quienes no hayan visto una ceremonia de té, aquí pueden ver la escena con Daniel-san:



Esa escena es lo poco que sabía de la ceremonia del té, hasta pensaba que era algo sólo para dos. Luego, en la Semana Cultural de Japón organizada por la Embajada de Japón en Venezuela vi algo un poco más elaborado sobre la ceremonia, pero no me quedó mucho de esa exposición: en mi mente la ceremonia del té tarda horas, sentado en una incómoda posición, y sólo para tomar té siguiendo convenciones arcaicas donde hasta el más mínimo movimiento está definido en un guión escrito cuando todavía habían shogunes. Además, para mí en esa época ¡el té verde era terrible!

El tiempo no ha pasado en vano. A razón de que el té verde es ubiquo en Japón (lo hay en estado líquido, en polvo, en helado, en tortas, como crema para tortas, frappe, frappe con leche, galletas, etc.) me he acostumbrado un poquito a su sabor. Más bien había aprendido a tolerarlo. No es un té dulce, es amargo. Al principio no es muy bueno.

El té verde tiene dos presentaciones principales: la más popular es "matcha", o molido en fino polvo; luego está "ryokucha", en este caso se encuentra en pequeñas hojas molidas.

En occidente, si uno toma té es normal acompañarlo con algunos dulces o galletas. A mí nunca se me hubiera ocurrido acompañar matcha de dulces japoneses. Resulta que los japoneses no son conocidos por la calidad de sus dulces. Presumía que en este archipiélago no se daba mucho el azúcar pues la dulzura de sus dulces es en extremo sutil. Tan sutil que si no te concentras, no la encuentras.

Con una preconcepción tan oscura del té y dulces japoneses, ¿qué haría Simón en una ceremonia de té, y cómo llegó allí?

A pesar de vivir en Japón no tengo suficiente tiempo de experimentar cada aspecto de esta cultura. Los momentos en que más aprendo sobre Japón son cuando tengo visitas y me toca llevarlos de paseo. Se me presentó la oportunidad de participar en una ceremonia de té, así que no lo pensé dos veces. Aunque el té sea amargo, tal vez té con cultura sepa mejor.

Mi room-mate Tricia estudia sociología. En su clase de sociología hay una señora que practica la ceremonia del té en Urasenke. Urasenke iba a realizar una ceremonia de té para difundir su conocimiento. La amiga invitó a Tricia + amigos, Tricia me invitó, y así un día sábado tuve que levantarme mucho antes del medio día para estar en Kyoto a tiempo.

Al momento de aceptar la invitación no sabía que Urasenke es una de las principales escuelas de té en Japón. No escuela como "lugar donde enseñan algo", más bien como "conjunto de discípulos y seguidores de una doctrina o arte". La ceremonia del té sería en el cuartel general de esta gran tradición.

Llegamos a los antiguos terrenos de Urasenke. Caminamos entre unos templos y altares hasta el edificio enfrente de la reconocida puerta de la organización.










Aprendí mucho en la ceremonia porque, a medida que la misma avanzaba, era comentada por un experto.

Las ceremonias de té normalmente se realizan con tres o cuatro participantes y una persona que prepara y sirve el té. La experiencia empieza desde el momento en que los participantes se acercan a la casa de té siguiendo un camino recientemente humedecido y rodeado de bambúes. El diseño del jardín y de la casa de té son importantes, prestan el ambiente y los sonidos que enmarcan la ceremonia. No es extraño escuchar una pequeña fuente de bambú. Los participantes beberían té por horas a la par que probarían platos ligeros junto con dulces. El ejecutante prepararía cada taza de té individualmente hasta que los invitados se cansaran de tomar.

Sin embargo, nuestra ceremonia sería diferente. Sí pasé por el camino con naturaleza, pero la ceremonia no sería tan privada. El número de invitados ascendía a veinte. Por el tamaño del grupo no habría comida y no duraría más de media hora.

Algo inesperado fue que la persona que preparaba el té no era japonés, era un norteamericano. Las personas que llevaban el té de la mesa a los invitados también eran gaijin (extranjeros, no japoneses). El comentador explicó que esta ceremonia era presentada por los miembros del Midori-kai. El Midori-kai es una agrupación de extranjeros estudiando la ceremonia del té de modo intensivo. Su estudio dura varios meses. Sus miembros son escogidos de entre las diversas sedes internacionales de Urasenke. Los más destacados alumnos tienen la oportunidad de practicar en la sede principal y aprender la manera tradicional; hasta se visten de kimono todo el día, desde que limpian el tatami temprano por la mañana.

En la ceremonia tradicional, los invitados estarían sentados en el piso de tatami. Sin embargo, esta ceremonia seguía una tradición más moderna. La ceremonia del té no es un rito estático, evoluciona con el tiempo. En el siglo XIX, quien en aquella época fuera el jefe de Urasenke, creó una variación de la ceremonia pensaba para invitados extranjeros. Era la época en que Japón empezaba a abrir sus puertas al resto del mundo. Los extranjeros no están acostumbrados a sentarse en el suelo, se sientan en sillas alrededor de mesas. El jefe de esa época adaptó la ceremonia para invitados en mesas. Esa fue la variación que vimos.

Antes de empezar la preparación del té, a los invitados se les sirve dulce japonés. En este caso era un dulce a base de castañas, de sabor muy ténue, pero empalagoso. Uno debería comer el dulce antes de tomar el té. Párrafos más abajo está el porqué.

El preparador de té estaba sentado frente a una mesa. En la mesa se encontraban las tazas de té, un caldero con agua hirviendo, los utensilios de preparación y el matcha. Igual que se ve en la ceremonia de Daniel-san, el preparador limpia levemente los utensilios con un paño. La limpieza es delicada porque los utensilios ya están limpios de antemano. Todo está lavado antes de que los invitados lleguen. Limpiar los utensilios en frente de los invitados es un símbolo de hospitalidad.

A continuación el preparador toma un poco de té en polvo, lo echa en una taza y le agrega una ración de agua caliente. El té se mezcla con el agua usando un batidor cortado de una pieza de bambú. De hecho, todos los instrumentos son cortados de bambú, todos están hechos de una sola pieza, y los que usaron aquí fueron hechos por maestros reconocidos.

El té se prepara con el oído, dice el comentador. Es importante que el té se mezcle con el agua y el aire, que forme una capa de espuma. El aire presente en la mezcla realza el sabor del té. Por lo tanto, el preparador escucha con atención que el batidor esté generando la espuma, escucha por el aire que se introduce en el agua.

En una ceremonia de tres o cuatro personas, el preparador presentaría la taza al invitado. En este caso, miembros del Midori-kai se encargaban de llevar las tazas. Las tazas son preparadas una por vez. El invitado que recibe una taza no puede esperar a que todos sean servidos, se le enfriaría el té, así que coloca el té entre él y el siguiente invitado, hace una pequeña reverencia y dice "o-saki desu", algo como "con permiso, voy a tomar primero".

La taza es girada por el invitado 180 grados. Cuando el invitado recibe la taza, la cara de la misma está de frente a él. Sin embargo, tomar de la taza con el frente hacia uno es un símbolo de egoísmo. La costosa taza debe poder ser apreciada por todos, así que el invitado la gira 180 grados para que el frente dé al resto del grupo, y bebe. Normalmente, cada taza no contiene más de 3 sorbos.

Cuando te has empalagado con dulce de castañas, esos pocos sorbos lavan tu boca. El amargor del té se mezcla con el dulzor del postre, el aire del té resucita y aviva el sabor del dulce. El sabor sube directamente a tu nariz y sientes el té y el dulce tan presentes como nunca. Fue impactante para mí.

Ahora todo tiene sentido. Los dulces japoneses no son buenos per se. Necesitan el té, están diseñados para ser disfrutados con té verde. El té verde no es muy bueno per se, necesita lavar la melaza dejada por el dulce. Juntos generan una experiencia muy viva. En tres sorbos me volví adictó al té verde con dulce japonés.

La ceremonia terminó luego de una sola taza. ¡Pero qué taza tan buena! No sólo en sabor, sino también en artesanía. Luego de tomar el té puedes entretenerte apreciando la taza. El diseño de la misma es rústico y por ello muy cálido en su sencillez. El diseño de las tazas está influenciado por una filosofía llamada "wabi-sabi". Básicamente, es aceptar que nada es perfecto en el mundo real, en esa aceptación uno puedo encontrar la belleza que brindan las imperfecciones. Es una filosofía antagónica a la de occidente donde la belleza se define por un ideal matemático de tazas perfectamente rendondas y simétricas, de exterior liso cual superficie abstracta. Imagino que hacer de una taza rústica e imperfecta algo bello debe ser un arte muy difícil. No puedo sino admirar la filosofía del wabi-sabi, parece mucho más correcta que la de occidente, no solo en el diseño de utensilios, sino como una visión de la vida.

Al final de la ceremonia es posible acercarse a la mesa para inspeccionar los utensilos, apreciar la belleza de su simplicidad, notar el arreglo floral al fondo de la sala, el pensamiento budista colgado en una pared, etc.

A la salida nos dieron de souvenir un paquete con dulces de Kyoto. Esa noche Tricia preparó ryokucha y traté de revivir la experiencia de la mañana al empalagarme de dulcecitos de azúcar. No es lo mismo matcha preparado por un experto con dulce de castañas, que té hervido en casa con dulcecitos de azúcar, pero aprendí a disfrutar el té verde.

Ahora, dos o tres noches por semana, hacemos té verde y lo mezclamos con dulces. Que adicción tan gratificante :D

Por cierto, notarán que la escena de la ceremonia de té de Karate-Kid 2 es muy acertada. Sin embargo, al final no es costumbre besar al preparador de té. Sobre todo si ambos son hombres.

sábado, octubre 03, 2009

Reunión de bienvenida de Platinum Games

Interrumpo la narración de las vacaciones de verano para un cuento fresco, reciente.

El año fiscal japonés empieza el 1º de abril. Los nuevos empleados empiezan a trabajar ese día luego de ceremonias de bienvenida. Algunas compañías tienen ceremonias tan grandes que la televesión no resiste la tentación de pasarlas por los noticieros. Seis meses antes, el 1º de octubre, se hacen pequeñas reuniones amistosas. No son formales como las ceremonias. Son un preludio de las mismas. Todavía no somos empleados de la compañía, todavía somos naitei-sha, o personas a las que se las ha comunicado la decisión interna de que serán contratadas. Sin embargo, los naitei-sha pronto serán parte del grupo, así que está en orden una pequeña reunión para que empiecen a sentirse parte del equipo de trabajo.

Hace un par de días tuve la proverbial reunión de bienvenida de Platinum Games. Cuando llego a la compañía la puerta estaba siendo abierta para otro futuro empleado que había llegado segundos antes que yo. La secretaria nos hizo pasar a la sala de reuniones. No esa pequeña sala de interrogación donde se llevaron a cabo las entrevistas. No. Esta sala es la sala de reuniones importantes, con mesa de madera, sillas cómodas, televisor gigante y PS3 (¿para los demos?).

El total de naitei-sha eran 10 personas, incluyéndome: 3 programadores, 3 artistas, 3 planificadores y 1 de música/sonido. Para las estadísticas: extranjeros = 1 (yo), mujeres = 1 (artista), personas con experiencia = 1 (planificador).

Mientras esperábamos por los jefes me hice amigo de un planificador de nombre Momotaro. Momotaro es un nombre muy fácil de recordar porque es el nombre de un personaje de un cuento popular japonés. Por lo mismo, es muy raro encontrar a alguien con ese nombre. Es como si en occidente un padre le pusiera por nombre Blancanieves a su hija. Momotaro, el planificador, es muy amable, creo que nos llevaremos bien.

Llegó a la sala Minami-san, el presidente de Platinum Games. Nos saludó. Nos explicó que en un momento nos presentaríamos a los líderes de la compañía y que tendríamos un tour por el área de desarrollo. Y dejó bien claro que, aunque todavía no hemos firmado el contrato, ya somos parte de la compañía, y como tal hay que proteger los secretos de la misma, especialmente ahora que entraríamos a ver qué es lo que se está cocinando en estos momentos.

Entramos al área de desarrollo luego de que el presidente usara su credencial para abrir la puerta de seguridad. Fue como entrar a Disneyland para videojugadores.

No puedo decir nada de lo que vi, pero sólo intenten imaginar: entrar al sitio donde se hacen juegos profesionales, ver qué están haciendo, qué software usan, cómo están agrupados, juegos que no saldrán en meses, etc. Inclusive tuvimos la dicha de que nos presentaran a Mari Shimazaki-san, la artista detrás de Ôkami, Viewtiful Joe y, recientemente, de Mad World.

El tour terminó allí, muy brevemente. Definitivamente, la mejor parte de la tarde.

Al regresar a la sala de reuniones nos presentaron a nuestros futuros jefes y sub-jefes de cada área. Luego, los nuevos nos presentamos. Bajamos al lobby, tomamos unos taxis y llegamos a un izakaya donde tomaríamos y comeríamos.

Me senté en la mesa de los no-jefes, así no sentiría tanta tensión por dar una buena primera impresión. En mi mesa estaban los sub-jefes, incluyendo el de programación, y los artistas nuevos.

Hablamos de todo un poco. Claro está, mi extranjerismo fue, eventualmente, el tema de conversación. Dijeron que mi japonés es muy bueno, y no sólo lo hablado, sino que mi lenguaje corporal es muy japonés. Lo tomé como un halago, aunque quien lo dijo no estaba seguro de que moverse como un japonés sea bueno.

Más tarde regañaron a un nuevo porque yo era más japonés que él: en los grupos se estila que los inferiores le sirvan a los superiores; cuando llegó la sopa me puse a servir dado que sabía que esa es la etiqueta japonesa. Lo mismo cuando llegaban platos y vasos, yo los repartía. Mientras tanto, los otros nuevos no tomaban la iniciativa. "¿Cómo es posible que Shimon sea más japonés que tú?" - le dijeron a un artista.

Desde que llegué a Japón he tratado de implantar la costumbre de que me llamen por mi nombre, no por mi apellido como es la tradición. No es solo es el hecho de que el que me llamen por el apellido sea muy formal, sino que mi nombre mal pronunciado suena mejor que mi apellido mal pronunciado. El japonés es un lenguaje silábico. Entre las sílabas disponibles no se haya "si", lo más cercano es "shi", así que mi nombre suena "Shimon". Ahora bien, como es silábico no hay -r final, ni -z final, así que Ortiz se transforma en "Orutisu" (y eso es para las nuevas generaciones que comprenden la sílaba "ti", porque antes hubiera sido "Oruchisu").

Cuando me presenté dije que por favor me llamaran "Shimon". En la mesa decidieron que eso no estaba bien, que tenían que llamarme por mi apellido. Insistieron que Órutisu suena más cool que Shimon. No tuve remedio que aceptar que me cambiaran el nombre, ¡y ahora con acento en una nueva posición!

También me enteré de que no hay dos extranjeros en Platinum Games. Cuando tuve mi entrevista en Platinum Games utilicé lo que aprendí a través de un post en el blog de la compañía, que hay un norteamericano y un canadiense trabajando allí. Resulta que no, el canadiense estaba por contrato temporal, una ayuda externa, y ya regresó. Resulta que soy el segundo extranjero de Platinum Games y, qué pequeño es el mundo, el norteamericano es mitad venezolano.

La reunión terminó temprano, ellos tenían trabajo al día siguiente y muchos de los nuevos tenían que regresar en tren bala a sus ciudades.

Quedé muy feliz. El ambiente y la gente de la compañía parece ser muy bueno. Quedé fascinado con el área de desarrollo. Espero que trabajar haciendo juegos aquí a partir de abril sea mucho mejor que las aparencias.

domingo, septiembre 20, 2009

Miyajima (Hiroshima 2ª parte)

En frente de Hiroshima hay una pequeña isla conocida como Miyajima, o "la isla de los templos". Como dije en el post anterior, aparte del museo de la bomba no hay alguna otra cosa de gran importancia en Hiroshima, por lo tanto salimos de la ciudad y aprovechamos de visitar esta pequeña pero famosa isla.

En contraste con el viaje del día anterior la isla no ha visto momentos históricos, aquí no hay nada de importancia global. Es una sencilla isla con templos y mucha naturaleza, ideal para los que gustan caminar y relajarse en medio de árboles y antiguos altares.

Como la experiencia nuestra fue más de ver y no de aprender no hay mucho que contar, pero sí hay fotos que mostrar.

No conforme con haber mantenido despiertos a mis hermanos y Jun hasta tarde la noche anterior hice que se levantaran bien tempranito. Muy apurados corrimos por las calles de Hiroshima, tomamos un tranvía hasta la última estación y ahí abordamos un ferry.




El propósito de mi apuro en llegar temprano a la isla era ver el así llamado Torii flotante en la marea más alta del día que resultó ser alrededor de las 9:00am…

El Ô-Torii, o Torii flotante, en verdad no flota. Pero como sus bases se cubren de agua con la marea alta pareciera que lo hiciera. Es un símbolo muy reconocido de Miyajima.




El Ô-Torii pertenece al complejo del templo Itsukushima-jinja. Nos paseamos por el templo.




En el templo se mantiene una figura sagrada de un caballo.



En el centro del complejo exhibían el o-mikoshi y unas flechas ceremoniales que son usadas en un ritual una vez al año.





El árbol es decorado con papel blanco para honrar a la deidad del templo según nos explicó el señor que lo acomodaba.



Las personas anotan sus deseos en tablitas que guindan en una sección del templo. La creencia popular dice que eso hace que el deseo se cumpla. Lo malo es que sus peticiones ahoran están a la vista de los curiosos, como nosotros.




Luego de salir de Itsukushima-jinja llegamos a un área abierta enfrente de un templo budista. Ahí pudimos presenciar una ejecución de tambor japonés. Luego hubo unas danzas con una fuerte influencia indú.







Paseamos un rato por la naturaleza. Miyajima es también famosa por ser un gran parque.

Desde el monte en que nos hayábamos se podía apreciar la pagoda de la Miyajima.



Nos topamos con un árbol sagrado, o sus retos mortales, al que le piden deseos y hacen ofrendas.





Caminamos un poco más entre la naturaleza, disfrutando de riachuelos y puentecitos.



Luego decidimos subir hasta el monte Misen, un monte sagrado para los budistas. Las personas más adeptas al hiking pueden disfrutar de 2 horas de inmersión en los diferentes caminos de la montaña, pero nosotros, turistas cansados, decidimos hacer trampa: nos llegamos hasta el teleférico.

Este monte sagrado está habitado ¡por monos japoneses!



A pesar del ahorro en tiempo por el teleférico no pudimos evitar caminar. Desde la estación hasta el circuito donde se encuentran los templos de interés hay que caminar alrededor de una hora. Caminamos esa hora, pero pareció mucho más.

En templo principal de este circuito de la montaña es uno en donde se preserva una llama encendida hace 1200 años por un famoso monje budista. Esa misma llama se utilizó para encender el pebetero que se encuentra en el Parque Memorial de la Paz en Hiroshima, enfrente del museo de la bomba.




Opuesto al templo de la llama sagrada se encuentran los tesoros.



Mi hermano decidió hacer un ritual shintoísta que se ve mucho en el animé: llamar la atención del dios del templo a través de hacer sonar los cascabeles gigantes. Según el shintoísmo, una vez que has hecho que el dios te preste atención puedes pedirle un deseo. En otros lugares se llama la atención de la deidad al juntar dos veces las palmas.



Luego de caminar por el circuito llegamos a un mirador en la parte más alta del monte Misen. Desde ahí se ve Hiroshima y algunas islas del mar interno de Seto.



Para cuando habíamos llegado arriba la marea había bajado.



Luego de la gran caminata regresamos en teleférico, atravesamos más naturaleza.



Nos dirigimos a visitar por segunda vez el Ô-Torii, esta vez seco. Ésta es la vista del templo Itsukushima-jinja desde donde estaría ocupado por el mar.





Existe la creencia de que quienes crucen el Torii flotante tendrán buena suerte, o se les cumple un deseo, o algo por el estilo. Mi hermanita tuvo que correr porque la marea estaba regresando.



Ya el sol estaba cayendo y todavía teníamos cosas por hacer. Una comida típica de Miyajima es el Momiji-manju-furai:

Manju = dulce japonés, por fuera es panqué, por dentro tiene alguna crema
Momiji-manju = manju en forma de hoja de arce



Momiji-manju-furai = Momiji-manju frito (viene del inglés fry).



Tuvimos problema para encontrar la tienda. Como ya era el ocaso muchos comercios ya habían cerrado. El momiji-manju-furai es bueno, me recuerda bastante al sabor de los churros caraqueños.

Mi hermano, amaestrador de venaditos shika.



Caminando por la calle de las tiendas nos topamos con algunas cosas interesanes, como un refresco sabor a berenjena que tenía que probar. Verán, soy de los que encuentran gusto en comer berenjenas. Era imprescindible que la probara en estado líquido… el refresco no es malo, el sabor del vegetal es bastante sutil.



También pudimos visitar la paleta gigante de arroz. Creo que es la más grande del mundo.



Ya era tarde, era hora de regresar a Hirosihma a tomar el bus nocturno de regreso a Ôsaka. Adiós Miyajima, adiós Hiroshima.

sábado, septiembre 05, 2009

Hiroshima

Mis hermanos ya regresaron. El viaje se acabó. Agosto fue un mes muy ocupado. Teníamos un horario lleno de actividades, un cronograma ambicioso. Después del útlimo post no tuve otra ocasión de acercarme a una computadora. Tan ocupado estaba que hasta se me olvidió twitear . Ahora este mes contaré todo lo que ocurrió el mes pasado, y vamos en orden.

Llegamos a Hiroshima gracias a una compañía de buses fantasma. No tienen parada, no tienen un lugar en el mundo físico. Uno llega a un oscuro lugar en medio de la noche, guiado por un mapa obtenido del rincón más recóndito de internet. De la nada aparecen muchachas con delantales rojos chequeando la información de los pasajeros, los autobuses se materializan, abordas, y todo el teatro desaparece. No queda rastro alguno.

Lo bueno es que son más baratos.

Luego de una nochecita en bus llegamos. El globito rojo marca Hiroshima, en el centro del mapa se puede ver Ôsaka, en el otro extremo pueden encontrar Tôkyô:


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A esta excursión se nos unió Jun, un amigo peruano de la universidad. Y como más es mejor, allá en la estación de Hiroshima se nos unió un gringo de nombre Darrell/Darren/Derreck (no sé, creo que cada vez que le preguntaba el nombre lo cambiaba…).

Conseguimos la estación de tranvías, que es el transporte público por excelencia de Hiroshima, y compramos un ticket de 2 días que nos permite montarnos todo lo que queramos en ese sistema, en el ferry que te lleva a Miyajima y en el teleférico de esta última. Este "2-day ticket" de ¥ 2000 es altamente recomendable, solamente con subirse al teleférico ya le sacas provecho al valor del mismo.

Nos bajamos en la estación de Genbaku-dômu, o "Domo de la bomba atómica". A partir de ese punto uno entra a una dimensión un tanto extraña, donde la historia de Hiroshima se entreteje con la de la bomba, pero donde las cicatrices de la misma están bien cuidadas, y donde todo lo demás está como si nunca hubiera pasado una catástrofe por aquí.



Ése es el domo de la bomba, lo que quedó del Edificio Prefectural de Exibiciones Comerciales. Como la bomba detonó casi verticalmente sobre este edificio pudo resistir mejor la presión de la explosión y por ello quedó en pie. Otras edificaciones que recibieron el impacto más de lado no tuvieron la misma suerte. Recordemos que los edificios están diseñados para soportar presiones verticales, como su propio peso.

También notarán que el domo que le da el nombre a la edificación no está, y es porque al ser de cobre se evaporó instantaneamente con el calor.

Caminamos un poco y conseguimos el hipocentro de la bomba.



Sólo hay un hito marcando el sitio, y una inscripción explicativa. Es raro estar ahí de pie y pensar que hace 64 años ahí arriba ocurrió algo que borró miles de personas en un segundo, y desgració muchas más de por vida.

De regreso al Parque Memorial de la Paz vimos el monumento a los estudiantes movilizados.



Es para recordar a todos los estudiantes que gastaron su juventud en la guerra. Personas que no pudieron continuar sus estudios ni su vida cotidiana porque el Imperio del Sol Naciente los obligaba a ir a la guerra, o a trabajar en fábricas.

Un poco más adelante se encuentra el monumento a la Paz de los Niños.



La niña que está en el tope del monumento es Sadako. Ella sobrevivió la explosión de la bomba porque su casa estaba lejos del hipocentro de la misma, pero la radiación indujo leucemia en ella y murió a los 12 años.

Allí se le ve sosteniendo una grulla hecha de origami (papel doblado). La razón por la que sostiene el origami de grulla, y la razón por la que el monumento es decorado con miles de grullas de papel, es que Sadako dobló cientos de estas grullas.

En Japón se tiene la tradición de que si uno dobla 1000 grullas de papel se le cumple un deseo. Sadako empezó a doblar grullas cuando cayó enferma. Hay personas que dicen que ella no logró doblar las 1000 grullas y que sus amigos completaron las que le faltaron, otra fuente dice que ella pasó las 1000 grullas, pero como su deseo de vivir y sanar no se cumplia seguía doblando incansablemente.

Ahora ahí se exponen grullas dobladas por niños de todo Japón deseando paz en el mundo, y sobre todo, que no se usen más bombas atómicas.



Si se fijan en el detalle de la imagen, notarán que todo está hecho con diminutas grullas de origami.

El punto central del Parque Memorial de la Paz, y la razón principal por la que uno viene a Hiroshima, es el museo de la bomba, o el Museo Memorial de la Paz.



Me sorprendió de manera positiva que lo primero que uno ve al entrar al museo sea una piedra con un pensamiento del Papa Juan Pablo II.



Ir a Hiroshima sin visitar este museo es como no haber ido a Hiroshima. Realmente que uno cambia su punto de vista con respecto a las armas nucleares.

No es que yo haya sido pro-guerras nucleares ni nada por el estilo, pero una cosa es decir que uno está en contra de las armas nucleares porque matan indiscriminadamente a civiles inocentes, y otra cosa es estar conciente y haberse acercado al sufrimiento que desata semejante dispositivo.

Jamás podré transmitir fielmente las cosas de las que uno se da cuenta y lo que uno siente ahí adentro, pero aquí hay una pequeña muestra de lo que uno puede aprender.

La bomba explotó a las 8:15am del 6 de agosto de 1945.



Los Norteamericanos no advirtieron de la bomba atómica a Japón a pesar de que los científicos que trabajaron para desarrollarla se opusieron a que se usara sin previo aviso.

Japón se escogió como objetivo de la bomba porque en caso de que se usara en Europa y la bomba no detonara, los enemigos tenían suficiente desarrollo tecnológico como para aprender de la misma y tal vez duplicarla.

Antes:



Después:



La bomba explotó a 600 mts. de altura, donde se encuentra la esfera roja:



Otra perspectiva:



Sadako utilizó lo que pudo conseguir para hacer sus grullas, incluyendo diminutos envoltorios de plástico que doblaba usando alfileres. Tanto era su deseo de seguir viviendo.




Hay una sección del museo de la que no tomé fotografías. Es deprimente. Es para llorar. Ahí cuentan casos particulares de personas afectadas por la bomba y todo el sufrimiento por el que pasaron.

Justo luego de la bomba el centro de Hiroshima se transformó en un infierno. Todo había desaparecido, y lo que no, estaba en llamas. Las personas que estuvieron lo suficientemente lejos del hipocentro sobrevivieron, pero estaban quemadas por radiación, algunas personas tenían la piel colgando en jirones y caminaban cual muertos vivientes en busca de agua y alivio.

La mayoría de las personas morían a los dos o tres días en hospitales improvisados. Algunos con la piel achicharrada, otros con los patrones de la ropa que llevaban puesta ahora impresos en su cuerpo. Algunos sufrían mutaciones, como una persona cuya uña del índice estuvo expuesta directamente a la radiación y ahora le crecía una uña de color negro, llena de venas; si se cortaba, sangraba copiosamente y generaba mucho dolor.

Muchos padres se acercaron al centro a buscar a sus hijos que habían ido a trabajar en reconstruir edificios para la guerra. Algunos padres encontraban a sus hijos, pero no les reconocían porque estaban desfigurados, sólo por la voz sabían quienes eran. Algunos sólo encontraron restos de la lonchera de almuerzo de sus hijos, alguna pieza de ropa, etc.

La sensación, las fotos de esos momentos, de esa gente sufriendo, hicieron que pensara que los que murieron en la explosión fueron más afortunados que los que sobrevivieron.

Inclusive aquellos que sobrevivieron los dos o tres días más intensos morían a las semanas o meses por efectos de la radiación. Médula ósea afectada, pulmones afectados, entre otros efectos de la radiación, hacían que muchos padecieran.

Personas inocentes, personas que aun estaban en el vientre materno, sufrieron. Se han reportado decenas de casos de personas que nacieron con problemas mentales (creo que el termino es microencefalia) y que están condenadas a vivir así por una guerra en la que no participaron.

Es cierto que Japón entró en la Segunda Guerra Mundial por cuenta propia, pero no es justo que civiles paguen las consecuencias. Después de salir del museo, lo que una vez fue interés por el poder nuclear se convirtió en aborrecimiento por el uso del mismo.

Sé que en el mundo convulsionado en que vivimos, en el que los jefes de algunos estados deberían estar en instituciones psiquiátricas, desear la abolición de las armas nucleares es iluso.

Sin embargo, desearía que los líderes de países racionales pasaran por este museo y vean de cerca las implicaciones del uso de la bomba. Tal vez así se tome más en serio las propuestas de desarme nuclear. Tal vez así llegue un día en que no habrán más ojivas nucleares en existencia.

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Luego de cerca de tres horas en el museo nos separamos del gringo, quien iba video-blogeando su camino, y fuímos a almorzar en algún restaurant de la estación de Hiroshima. Lamantablemente, fue difícil poner de acuerdo cuatro gustos diferentes sobre comida y perdimos mucho tiempo escogiendo dónde comer.

En la calle se me acercó un poeta que me vendió unos haiku en castellano. Aquí reproduzco una de las poesías de Hideo Asano:

"Buda se conquistó
escapando del paraíso
hacia el paraíso"

Aparte del museo del Parque Memorial de la Paz no hay otro sitio de alta importancia que visitar en Hiroshima. De los muchos otros sitios relativamente interesantes escogí visitar un jardín japonés llamado Shukkei-en.

En el pasado formaba parte de una villa de descanso del dueño del castillo de Hiroshima. Hoy en día está abierto al público y es ideal para drenar toda la tensión causada por el museo.



Nos capturaron tomando té imaginario.










Luego de habernos relajado un rato paseando por los confusos caminos del jardín decidimos ir a cenar. En Japón hay un plato llamado "okonomi-yaki", literalmente significa "cocinado a tu gusto", y hay dos estilos: el de Ôsaka y el de Hiroshima.

Básicamente es una tortilla a base de repollo con huevo. Lleva soba (un tipo de tallarín japonés) y algún ingrediente de tu gusto, de ahí el nombre. La diferencia entre los estilos de ambas ciudades es que en Hiroshima los ingredientes se colocan por capas, mientras que en Ôsaka todo es un gran mezclote.

Fuímos a una pequeña tienda de nombre Sankan'ou . Escogimos esa tienda por dos razones: supuestamente es muy buena en calidad y el dueño es un poco otaku.








He comido mucho okonomi-yaki en Ôsaka, y sinceramente pensé que el de Hiroshima no sería mejor, pero este otaku se botó con sus platos. ¡Realmente delicioso!

Cerramos el día en un youth hostel, una especie de hotel para mochileros, de la cadena J-Hoppers .



El cuarto era para dos personas, pero lo pedimos para tres (Jun durmió en otro hostel). Es que como la ceremonia de conmemoración de la bomba estaba a un par de días ya tenían todas las habitaciones llenas. De todas formas estábamos cómodos, y así nos salió más barato :D

El segundo día viene en un post aparte.