sábado, septiembre 29, 2007

Okinawa

Lo que antaño fuera el reino Ryûkyû, un pequeño y opulento reino conformado por unas islas en medio de las rutas comerciales del este de Asia, es hoy en día la prefectura japonesa de Okinawa. Dicha prefectura es la más austral de Japón. Es la de la flecha verde:



Ryûkyû tuvo sus propias dinastias y reyes. El reino Ryûkyû empezó cuando los pequeños grupos que controlaban partes de la isla Naha se convirtieron en 3 reinos, el Reino de la Montaña del Norte, el de la Montaña Central y el de la Montaña del Sur. Tras guerras la Montaña Central dominó toda la isla y así empezó la primera dinastía Shô. Gran parte del comercio en el este de Asia hacia escala en estas islas. Más temprano que tarde se convirtieron en un reino que pagaba tributo a China.

Alrededor del siglo 17 Japón invade Ryûkyû, pero por su importancia con el comercio con China no declaran las islas territorio japonés y le dejan una gran autonomía. De haberlo declarado territorio Japonés China hubiera cesado el intercambio con Ryûkyû. Simplemente conviertieron a Ryûkyû en reino que pagaba tributo a uno de los dominios japoneses. Ahora Ryûkyû pagaba tributo a dos reinos/imperios. Luego de que la restauración Meiji devolviera el poder al emperador de Japón, los japoneses delcararon abiertamente Ryûkyû como parte de Japón, y a pesar de las quejas de China se convirtió en Okinawa, Uchinaa en el dialecto local.

Este viaje ha sido el más costoso de los que he hecho. Sin embargo, gracias a que fui en temporada baja y a que en el paquete turístico nos metimos cinco personas se volvió accesible. La habitación la compartimos entre los cinco, tres de nosotros dormimos en futón en la sección de tatami, excelente.



El primer día teníamos planes de playa. Pensabamos que llegaríamos al hotel sin muchos inconvenientes y que todavía habría sol para nadar en el mar. El avión Ôsaka-Okinawa partía a eso del medio día, 2 horas en el aire se pasaron rápido jugando Glory Days II en el Nintendo DS. Muy a nuestro pesar, el mexicano no pudo obtener una licencia de conducir japonesa y nos tocó movernos en transporte público. No hubiera sido un inconveniente en el Japón central, pero aquí sí lo fue. Llegar al norte de la isla, donde estaba nuestro hotel, nos tomó alrededor de 4 horas en autobuses que se detenían en cualquier esquina. Para cuando llegamos al hotel ya era de noche. En vez de playa nos tuvimos que conformar con la piscina cubierta y la no cubierta del hotel (-;

Una cosa que pude apreciar en mi viaje en autobús es que Okinawa es un pueblo. Es una isla realmente rural. Pequeñas casas con sembradíos o chivos a lo largo de la carretera, en el pueblo donde cambiamos de autobús se podían ver edificios bajos y viejos, con la pintura descuidada, calles estrechas y con poco tráfico. Incluso en la capital, donde empezó nuestro trayecto de transporte público, las casasitas eran las típicas que uno se encuentra en cualquier pueblo del interior.

A parte de tiempo para las observaciones de la arquitectura local jugué más NDS con los demás. Modestia aparte, soy demasiado bueno en Mario Kart DS, siempre les ganaba, jojojo.



Algo muy típico de la isla es la tradición de los Shîsâ. Son las figuras de un par de leones, uno con la boca abierta y uno con la boca cerrada, que se cree que espatan a los espíritus malignos y atraen la buena suerte. En todas las edificaciones hay un par de Shîsâ en la entrada, en la entrada a las estaciones del monorriel, de las casas, de las tiendas, del hotel, del acuario, etc.



El segundo día sí fue de playa. ¡Finalmente! Cerca del hotel había una playa, es precisamente la cercanía con la playa que nos llevó a escoger dicho hotel. La playa pertenece al parque del "Okinawa Churaumi Aquarium" (chura = hermoso en el dialecto descendiente de lo que se hablada en el reino Ryûkyû, umi = mar en japonés), Emmerald Beach era el nombre de la playita. Era muy pequeña. Chiquiturria. La arena era blanca, la temperatura del agua estaba bien, pero no había olas. Nada. Ni una. Según entiendo a los japoneses no les gusta las olas. Alguien dijo que es porque le temen a los tsunamis, otros que porque temen que las corrientes los arrastren. Así que en las playas colocan unos rompe-olas de modo que el agua de la playa parezca el de una piscina… decepcionante…




Los extranjeros tomamos poseción de una de las islitas de plástico y la declaramos la "International Plastic Island o' Fun". El evento principal de nuestra isla era la lucha de pseudo-sumo internacional. Muy sencillo, n participantes se suben a la isla, el que no sea arrojado al mar gana. Fue divertido, y llamamos la atención de los pocos turistas japoneses que habían en la playa.



En la tarde fuimos al acuario. Tiene el segundo tanque más grande del mundo. El principio del recorrido es modesto. Un tanque con diversos tipos de estrellas de mar, el tanque está abierto así que puedes tocar dichos animales. La textura es un poco aspera, pero son suaves al apretarlos, acolchonaditos.



Luego había un tanque con manta-rayas, uno con vida de los corales y finalmente el super tanque, con tiburones ballenas y mantas, las gigantes. Es el único acuario en el mundo que tiene mantas en cautiverio, según entendí.




Fuera del acuario, pero dentro del parque, tienen un tanque con delfines. Hicieron un acto de alrededor de 15 minutos, fue excelente. Habían dos delfines comunes y dos que parecían pequeñas ballenas. Hicieron sus ruidos de delfines, aletearon, saltaron muy alto, se salieron del agua para que pudieramos ver sus cuerpos, nadaron muy rápido en el tanque para ver su velocidad máxima.



El día siguiente decidimos ir a una isla que aparentemente es muy buena en lo que a playa se refiere. Se llama "Mina-jima" o "la isla de todos". Es una isla en forma de croissant de dimensiones irrisorias. De un lado de la isla al otro se llega en 5 minutos a pie. A Mina-jima se le llega en un ferry de 15 minutos. Ese día no hubo sol, es más, llovió mientras estábamos en la playa. Las nubes fueron bienvenidas por nosotros los extranjeros que no estábamos familiarizados con la cobertura de los protectores solares japoneses. Todos nos quemamos el día anterior. El gringo decidió no ir a la playa por sus quemaduras. Como hombre precabido vale por dos yo me eché dos capas de protector, así que no me quemé la cara.

Desde Ôsaka venía con la idea de hacer algo diferente en Okinawa, algo como saltar en paracaídas (es broma papá, es broma), tomar un tour en uno de los mini submarinos, o bucear. Ésto último sí lo conseguí en Mina-jima. El precio me pareció más o menos razonable. Estuvo interesante. Empezamos con el entrenamiento, cómo ponerse el traje de goma, y las chapaletas, y los guantes, y las pesas, y la careta, y el tanque… práctica de respirar con el tanque, práctica de sacar el agua de la careta soplando aire por la nariz, práctica de presurización de los oídos, señales con las manos, etc. Finalmente partimos. Estuvo interesante, pero aparatoso, no es muy cómodo nadar con tando equipo. Alimentamos peces con salchicha, vimos un coral, vimos estrellas de mar, etc.



Mina-jima desde el ferry:



El último día decidimos alejarnos de la playa e ir a la ciudad. Nos paramos a las 6:00 y agarramos un taxi entre 5 personas. Eso está prohibido, pero el taxista fue muy amable, incluso nos rebajo el precio. Así que atrás íbamos 4 apretados, y uno tenía que esconderse si se acercaba un policía.



Gracias al taxi llegamos temprano a la ciudad y pudimos visitar el castillo Shuri (Shuri-jo). El castillo fue el sitio desde donde la segunda dinastía Shô gobernó Ryûkyû.



El castillo está edificado con un estilo chino pues esa era la influencia de la época.

Dentro de una de las alas del castillo tenías que quitarte los zapatos para entrar. Los tenías que cargar en una bolsita que amablemente te suministraban. Además, las fotos estaban prohibidas en esa parte.



Sin embargo, en la sala del trono sí se permitía fotos. Aquí hay un cristal que permite ver las ruinas de las versiones anteriores del castillo. El castillo ha sido quemado y lo han vuelto a construir más de una vez.





Ese animal azul es un "kirin". Es un animal mitológico japonés, es mitad dragón mitad caballo.

Nuestra última parada fue en "Kokusai Dôri", o la calle internacional. Es una calle llena de tiendas con recuerdos de Okinawa. Compré un paquete de dulces Okinawenses para la gente de mi laboratorio. Para mi tutor compré una variedad de licor local llamado awamori. Para mi mamá unos Shîsâ.

También tenían un tipo de licor con una serpiente en la botella. El mexicano probó un trago en la tienda donde compramos el licor y a los 10 minutos tuvo que ir un baño para deshacerse del alcohol por donde entró… Dijo que sentía que se iba a desmayar. La serpiente se vengó.



Foto que imagino que las chicas encontraran cuchi: en las puertas del monorriel que tomamos hasta el aeropuerto tienen esta imagen para que uno tenga cuidado con sus dedos y la puerta.



Más fotos en:

http://picasaweb.google.com/O.Simon/Okinawa

jueves, septiembre 13, 2007

Gasshuku

En los grupos de las universidades japonesas se maneja un concepto que se aplica en las vacaciones de verano. Es el "gasshuku". Literalmente significa "hospedarse juntos", pero nada que provenga del japonés puede transmitirse usando su traducción literal.

La esencia del gasshuku es que el grupo salga de viaje, a donde sea, y allí realicen la misma actividad que realizan en la universidad… y que se diviertan un poco. Como el viaje normalmente es a un sitio no trivialmente cerca hay que hospedarse en alguna posada japonesa. Esto se realiza con la idea de estrechar los lazos de la agrupación.

Por ejemplo, el plan para la semana de gasshuku del club de aikido (al que no fui por obvias razones) era entrenar mañanas y tardes y en las noches habría actividades sorpresas para la diversión, tal vez encuentros para beber u otras actividades más creativas.

El laboratorio al que pertenezco también tuvo su gasshuku, al que sí fui por obvias razones.

El gasshuku fue solamente dos días. Fuimos a la prefectura de Wakayama ("la montaña de la canción de Japón"), que queda al sur de Ôsaka. Fuimos a una región llamada Kishûkada que queda al norte de dicha prefectura. En el mapa Ôsaka es 27, fuimos a 30 y Nara (del post anterior) es 29.



El viaje empezó muy temprano un día domingo. Nos reunimos alrededor de 17 de los miembros del laboratorio en la universidad. Nos repartimos en los carros de los profesores y algunos de los alumnos. A mi me tocó ir en el carro con puros estudiante de maestría, definitivamente más divertido.




Pensé que iríamos hasta Wakayama en caravana, que alguien que conociera el camino guiaría, pero en una sociedad donde todos tienen navegadores digitales ("navi") en sus automóviles eso no es necesario. Así que cada auto se fue por su cuenta, a su ritmo y por su propia vía. Nuestra vía fue genial, muy panorámica. Wakayama es una prefectura rural, así que pude ver hermosas montañas, pequeños pobladitos rodeados de campos de arroz y puertos para los botes de los pescadores.

El almuerzo fue en la vía, en "Puerto Europa". Un mercado de pescado recién pescado arquitectónicamente estilizado tras una Europa del siglo XIX. Ahí tenían un show de cómo preparan y cortan el atún. A una pequeña multitud de japoneses se les hacía agua la boca al ver cómo sacaban el lomito del pescado. Es una delicatés muy apreciada y cara. Por ejemplo, tres piezas de sushi de lomito de atún cuesta alrededor de (USD) $ 9.

En mi almuerzo nada extravagante incluí un sazae. Una especie de caracol, bastante grande. El molusco es largo, el "pie" es duro y amargo, la "cola" es suave y amarga…



A pesar del navi el conductor se perdió. Tuvieron que recurrir a otros dos mapas impresos para encontrar el camino a la posada. ¡Qué irónico! Perdidos pero bien equipados:



Luego de llegar a la posada pasamos a la parte de "hacer lo que el grupo hace normalmente". Nos tenían preparada una sala para el maratón de presentaciones sobre los avances de cada quien en sus investigaciones. Duró casi 6 horas. Terrible, sobre todo porque no entendí mucho… entre que hablan rápido y que usan puros términos científicos me fue muy difícil seguir las exposiciones.

En la mesa central: un nuevo, Fukui-sensei, Numao-sensei (sí, mi tutor y el director del lab.), Moriyama-sensei, Kurihara-sensei.




Gracias a Dios pasamos a la parte de "divertirse". Empezamos por una cena muy japonesa, ver fotos.






La conversación de la cena giró entorno al anuncio que ahí mismo hizo uno de los profesores, se casa en noviembre. Se casa con una enfermera mayor que él así que lo molestaron con que era un "chico malo".

Luego de la cena bajamos al pueblo y jugamos bowling. Unos cuantos nos quedamos un poco más para ir al arcade. Mientras los demás gastaban sus moneditas en tratar de agarrar algún premio de las máquinas con garras ("U.F.O Catcher") yo me fuí a las maquinitas de verdad, me la fumé, llegué hasta el final y dejé mi record en una de fighter-jets de Sega (Afterburner Climax).



Luego de eso ya era la media noche, así que a dormir, pero en una habitación estilo japonés. Es decir, piso de tatami, y en lugar de camas, futón. Es como una colchoneta que se coloca sobre el suelo. Es inesperadamente cómodo. Es tan bueno que preferiría dormir en un futón que en la cama que tengo en la residencia.





La vista del lugar era muy buena. Y teníamos un faro bastante cerca.






A la mañana siguiente hubo desayuno japonés… hubiera preferido cereal frío. El desayuno parece un almuerzo, pescados, vegetales y demás… Pero eso sí, hay un plato que sólo se sirve en el desayuno y es "nato". No lo coman, no lo intenten, es semillas de soya fermentadas, aun coservan su forma de semilla, pero tienen por todas partes hilitos de algo que creció luego de la fermentación, eso lo mezclan con salsa de soya y mostaza y se lo comen… Hay dos tipos de japoneses, quienes odian el nato y quienes lo aman, y hay dos tipos de extranjeros, quienes odian el nato y los que están locos.

Cerramos el gasshuku jugando tenis bajo el inclemente sol veraniego alrededor del medio día. Muy mal. Regresé en el carro de los que iban apurados, es decir, nada de paradas para fotos, nada de rutas panorámicas. Llegué justo a tiempo para firmar para recibir el dinero de la beca de este mes, que necesito porque mi próximo viaje es para Okinawa, ¡la tierra del Sr. Miyagi!