domingo, marzo 09, 2014

Simón y Venezuela

A mediados de febrero yo iba a publicar una entrada sobre las peculiaridades del día de San Valentín en Japón. Ayer fui a BitSummit y me gustaría contarles la experiencia. Pero, ¿cómo podría? No puedo publicar cuentos sobre chocolates y video juegos mientras en Venezuela mis compatriotas, jóvenes, estudiantes o cualquier persona sea atacada, perseguida, encarcelada, torturada o asesinada por el régimen de Nicolás Maduro.

¿Qué hacen estas personas para merecer tanta violencia por parte del régimen? Protestan por la mala situación del país.

En este momento en Venezuela hay escasez de productos básicos. Imaginen cómo será la situación si conseguir papel higiénico cuesta trabajo.

Así se ven los anaqueles de los mercados:



En Venezuela la inflación está fuera de control. El año pasado fue de 56%. Es decir, los salarios de los venezolanos no valen nada.

Otra cosa fuera de control es el crimen. Se estima que el año pasado hubo alrededor de 25.000 muertes violentas. Algunas son de personas famosas la ex-miss Venezuela Mónica Spear.

La chispa que inició las protestas fue el intento de violación de una estudiante universitaria dentro de la misma universidad. Los estudiantes empezaron a protestar por la inseguridad. Se los llevaron presos por protestar. Estudiantes en otras universidades se unieron a las protestas por solidaridad, y poco a poco las protestas alcanzaron todos los sectores del país.

Al régimen no le gustan las protestas. Pero en lugar de solucionar los problemas que aquejan al ciudadano, lo que hacen es reprimir las protestas. La represión es violenta.

La Guardia Nacional Bolivariana, la Policía Nacional Bolivariana y los "colectivos" (bandas de civiles armados que cuentan con la aprobación del régimen) se encargan de reprimir las protestas. A los manifestantes se los llevan presos y los torturan. Les disparan con armas de fuego. También disparan a residencias que protestan con ruido de ollas.

Todo esto es sumamente injusto. La injusticia, la violencia y las muertes me llenan de ira. ¿Qué puedo hacer desde Japón? Los lectores que tienen la mala fortuna de seguirme en Twitter habrán notado la cantidad inusual de actividad en mi cuenta. Últimamente retwiteo los sucesos de Venezuela para que los venezolanos y el mundo se entere.

Digo para que los venezolanos se enteren pues el régimen tiene prohibido a los medios de comunicación venezolanos cubrir las protestas y la violencia. La única manera que tienen los venezolanos de enterarse de la situación es por boca de otros y por las redes sociales. En Twitter pueden buscar el hashtag #SOSVenezuela para enterarse de la situación.

Como cristiano siento la obligación moral de llamar a la paz y al diálogo. Sin embargo, en este momento el régimen parece no tener intenciones de diálogo sincero. Y mientras esperamos a que haya diálogo hay personas siendo asesinadas. ¿Le digo a mis compatriotas que no protesten? ¿Que se calen la inseguridad, que se aguanten la escasez, que se queden en silencio mientras el país va a un desastre económico? Si van a protestar, ¿les digo que se queden tranquilos mientras les disparan?

Las lecturas de la misa del domingo 23 de febrero de 2014 fueron difíciles para mí. Especialmente el evangelio:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente." Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas. [...]»

Ese camino que nos enseña Jesús al final lleva a la cruz. Para mí, ese es el único camino que lleva verdaderamente a la paz. Pero, ¿cómo les puedo pedir a los demás que lo caminen, especialmente cuando entiendo su situación y sus razones? Francamente, no sé que hacer.