Primeras impresiones
El aire de Japón, en primavera, es frío. Además, tiene un ligero olor a humedad, pero una humedad distinta a la de suramérica. El ambiente es extremadamente tranquilo, reina un silencio de paz. Para mí es parte de su cultura, no hacer ruído. Los carros son pocos, los que hay no hacen bulla y nunca he escuchado a un japonés utilzar el claxon. En los sitios públicos o bien no hablan o lo hacen en una voz baja a moderada. Y es así en todos los lugares: tren, supermercado, calle, tiendas, etc.
Así comenzó mi primera mañana en Japón. Una fría y silenciosa mañana. ¡Y qué mejor manera de despertarse que con el suave y delicado canto de los cuervos!
El plan para ese día era ir al city hall y registrarnos como aliens en Japón (para así cumplir con la ley y ser un alien con certificado y seguro médico).
Recordemos que acababa de llegar a Japón y mi nevera estaba recien enchufada. No tenía nada, ni hielo. Luego de intercambiar un par de oraciones con un conviviente chileno me dirigí al supermercado más cercano con el definido propósito de adquirir mi desayuno. Una práctica típica de las tiendas japonesas es que todas abren exactamente a las 10:00. Muy lamentable para mi pues el grupo para el registro partía de la residencia alrededor de las 9:15. Derrotado regreso a la residencia. Desayuné un poco de piedad de los co-becarios latinos.
Un par de ancianitos fueron quienes nos llevaron al registro. Forman parte de una asociación de voluntarios cuyo fin es ayudar a extranjeros como nosotros. Fueron ellos también quienes nos introdujeron en el arcano arte de tomar un tren en Japón. Este es el procedimiento (a prueba de extranjeros 90% de las veces):
- buscas en un mapa gigante en qué estación te encuentras: puedes ser analfabeta de kanji, no importa mientras no seas daltónico, tu estación está marcada en rojo
- buscas la estación a la que deseas ir: la más de las veces los nombres están en kanji y letras occidentales (de ahora en adelante romaji), todavía sin mucho problema
- al lado de tu destino hay un número, debes depositar dicha cantidad en una maquinita en frente de ti y retirar el boleto
- con tu boleto cruzas el peaje, listo
Yo estaba muy impresionado por el peaje. No hay barras ni nada que te detenga si quisieras pasar sin boleto. Mi impresión fue "aquí la gente sí es honesta, todos deben pagar su boleto, si ni siquiera tienen algo que impida que entres si no compraste el ticket", pero no. Si te crees muy astuto y piensas que puedes abusar del sistema nipón estás equivocado. Una co-becaria olvidó colocar su boleto en el peaje y al pasar se cerraron una puertecitas de ambos lados, sonó una alarma y se prendieron unas luces rojas… avergonzante.
De nuevo la calma japonesa. En la estacicón nadie hablaba. Estoy de espalda a los rieles conversando con Yuri (un brasileiro) cuando de repente éste me hala y siento detrás de mi una gran presencia acompañada de un golpe de brisa. Sin más bulla que la del viento que desplazaba llegó un tren eléctrico. Más que porque me acabaran de salvar de Dios sabe qué estaba impresionado era por el silencio del tren. Nada parecido al Metro de Caracas. ¡No hacía ningún sonido!
Todo el viaje estuve deleitado por el silencio, lo único que lo rompía era el constante sonido del pasar de las ruedas sobre las juntas de los rieles. El paisaje a los lados del tren era de cuentos: en algunos tramos había árboles; en otros, casitas con el techo de teja negra; pasamos también por un cementerio budista y por un puente moderno sobre un gran río.
Luego de un registro exitoso con subtitulos en inglés los ancianitos nos acompañaron a comprar lo que necesitaríamos estos primeros dís aquí: una arrocera electrónica, y arroz. El arroz es el núcleo de la dieta nipona, es también una forma económica de mantenerse con la barriga llena. Para no perder tan pronto la costumbre latina del grupismo adquirimos una arrocera entre 5 latinos, nos salió en una ganga, como a (USD) $ 5 por cabeza.
Luego de arrastrar nuestro mercado con varios sacos de arroz, leche, algunos víveres y creo que algo de pescado por más de 45 minutos nos dimos cuenta de que algo tenía que cambiar. Eso de andar como si fueramos bípedos no tenía mucho sentido. Empecé a infiltrar la idea de comprar bicicletas en el grupo de nuevos becarios. Para el sábado en la tarde ya tenía un escuadrón de 9 compradores, incluyéndome. De cajón que estábamos los latinos (Brasil×2, Peru×2, Ecuador, Venezuela), también vino Israel y Egipto. Marchamos hasta una tienda por departamento. Mi plan: trivial, descuento por cantidad. Lo logramos, y además nos regalaron una bomba de aire para las llantas. ¡Mwajajajaja!
El transporte por defecto de los estudiantes es la bicicleta, hay inclusive secciones del paso peatonal marcadas para las mismas. Las bicicletas aquí vienen con el paquete completo: luces para la noche, reflectores, parrilla, cestita y timbrecito. *suspiro* Aunque no parezca muy varonil es el estádar aquí. Imagínense una fila muy inestable de 9 extranjeros montado bicicleta en las calles de Japón. Ninguno había montado bicicleta en mucho tiempo, todos estábamos como si acabáramos de aprender ayer, una imagen terrible. Vergüenza.
Hasta aquí todo parece muy bien. En especial el hecho de que llegué un día después de lo planeado. Pero no. La gente del laboratorio de mi tutor de tesis me había preparado una barbacoa sorpresa, para recibirme. ¡El grupo de japoneses con los que trabajaré por 3 o más años había hecho una parrilla a un perfecto desconocido del otro lado del mundo y tuve la descortesía de estar viajando encima del Pacífico! Realmente que me dio mucha vergüenza. Si tan solo hubiera escrito un e-mail desde MX cuando me quedé aquel día…
que paso con las pocetas?
ResponderBorrarEstas esquivando la pregunta de las pocetas Simón!! Qué ocultas? DILO!
ResponderBorrarMe he dado cuenta que estas en la búsqueda de ahorrar, sin embargo, me llamo la atención que compraron una arrocera entre 5 latinos. Me parece que eso podría ser un poco desagradable, sobre todo, cinco estudiantes que no se conocen y que no tendrían mucho tiempo de hacerle limpieza. Esperemos que no sea así.
Publica una foto de tu bicicleta a ver q tal es..
Seguro la poceta es lo que todos tememos y peor aun: tiene que compartir el NO-trono con 5 latinos mas... jajajaja
ResponderBorrarCon tus descuentos de bicicleta imagino que ya tus amigos latinos deben percatarse que estan en un capitulo de las aventuras de barney! Por lo menos espero que, como estas en Japon, por lo menos te cambien el barney por godzilla o algo asi...
Run! It's Godzilla!
It looks like Godzilla, but due to international copyrights, it is not...
Still... we should run like it is Godzilla!
Though it isn't...
Un japones y Hiro el de Heroes en Austin Powers 3.
Lo encontré ;-)!
ResponderBorrarY además leí tus post completos. Tengo varias preguntas:
1. Llamaste a la Canadiense?
2. Qué es un claxón ;-)?
3. que pasó con las pocetas?
4. Cuándo te compras la cámara?
5. Cómo es una arrocera "electrónica"?
Y... buena suerte con la arrocera compartida!.
Un abrazo,
- Caromar
Para complementar a caromar:
ResponderBorrarHabias dicho claxon antes en tu vida o es solo tu nueva jerga de blogger?
Haz pensado en cambiar la arrocera (ese implemento tan util!) por una camara?
Haz pensado lo divertido que podria ser un blog de neverita? jajaja...
Estamos esperanto las fotos de: La habitacion (de ahora en adelante "la gaveta"), La bicicleta y LA CANADIENSE!
coincido con todos pon la foto!!! quiero verlos las bicis XDDDDD
ResponderBorrarah por cierto ^_^U
soy maracucha y moero por ir al japon, estudio diseño grafico en LUZ, y voy a hacer tramites para la beca de postgrado!!!
espero que me vaya tan bien como a ti XD!! y vivir tales aventuras >o>! XDDDDD*
matta to de!! ki o tsukete ^_^
EEEPA... me alegro que ya estes instalado en Japon, mi mas sentido pesame por haber perdido la oportunidad de una comida gratis, se lo que significa para ti, jajajaja
ResponderBorrarMuchos saludos y mas que todo BUENA SUERTE!, me despido en espera de las fotos...
PD: tomale las fotos a la poceta ANTES de usarla