lunes, abril 06, 2015

Kayano Ōsugi

Una cosa que me fascina de Joy es que siempre hace hallazgos interesantes. Un día consiguió una lista de los árboles más antiguos del mundo. Joy mencionó que algún día le gustaría visitar uno. Si revisan la lista con cuidado notarán que cuatro de las entradas son árboles que están en Japón.

Ya habían pasado un par de meses desde que regresamos de Venezuela y la primevara entraba en Japón. Queríamos aprovechar el buen clima para hacer un viaje a algún lugar. ¿Por qué no visitar uno de esos árboles antiguos? Porque yo tenía mucho tiempo queriendo ir a un onsen y pensé que nuestro viaje de primavera sería un buen momento.

Esa decisión entre el árbol y el onsen tomó varias discusiones. A fin de cuentas decidí que mejor íbamos a visitar uno de los árboles que Joy quería ver. A un onsen podemos ir en otro momento. Tal vez en invierno, cuando el calor de la aguas termales es más valioso para un cuerpo desprotegido del aire frío.

De los árboles disponibles el que estaba más cerca era Kayano Ōsugi, o la gran criptomeria de Kayano, en la ciudad de Kaga, prefectura de Ishikawa. En el mapa Ōsaka es 27 e Ishikawa es 17.



Kaga está un poco más lejos de lo que normalmente nos aventuramos para un viaje de ida y vuelta. Si mal no recuerdo, ir de Ōsaka a Kaga toma alrededor de 4 horas en tren. Ir y regresar el mismo día sería muy cansón.

Los japoneses disfrutan de hospedarse en ryokan, o posada tradicional, y darse gusto con los banquetes y entretenimiento que ofrecen. Dado que sería un viaje tan largo tal vez podríamos quedarnos en un ryokan. Es algo que nunca hemos experimentado como pareja. Busqué varios ryokan por la zona de Kayano Ōsugi. No me imaginé que hubiera uno al pie del árbol. Más aún, no me imaginé que tuviera un onsen. ¡Todo cuadró perfectamente!

Tomamos un tren desde Ōsaka hasta una estación llamada Kaga Onsen. Ahí nos sorprendió el humor local con este póster de Lady Kaga, promocionando la belleza local.



El ryokan mandaría un autobús para recogernos en la estación. Mientras tanto nos pusimos a jugar.



El cortés chófer manejó alrededor de 20 minutos. Llegamos al ryokan Hana Tsubaki. Hana Tsubaki tiene un ambiente que parece de los años 80. Es como si la cúspide de su esplendor fue en esos años y así es como ha permanecido. Tal vez tomó su forma actual antes de que la burbuja económica explotara.

En la recepción no hizo falta que dijera nuestro nombre. Éramos los únicos extranjeros que tenían una reservación (probablemente en mucho tiempo). Un par de señoras vestidas de kimono nos guiaron hasta nuestra habitación. Allí nos esperaban unos dulces japoneses y té.



Cuando hice la reservación mencioné que nos gustaría una habitación desde la que se pudiera ver Kayano Ōsugi. Creo que nos dieron la habitación más cercana al árbol. Al abrir la puerta corrediza que hace de cortina se podía ver en toda su imponencia la gran criptomeria.



Luego de toda la mañana viajando teníamos toda la tarde para apreciar el árbol. Aunque yo esperaba tener un rato entre el árbol y el banquete para ir al onsen. Terminamos nuestros dulces, dejamos las cosas en la habitación y caminamos 5 minutos hasta el territorio del antiguo árbol.

Antes de llegar al árbol hay un torii que indica que estás en territorio sagrado. Kayano Ōsugi tiene una shimenawa (una especie de soga) a su alrededor que indica que él en sí es sagrado. Kayano Ōsugi se parte en dos grandes troncos varios metros por encima de la tierra. A su lado hay otro árbol antiguo, también con su soga. Entre los dos árboles hay un estrecho paso hecho de madera que conduce hasta un sencillo altar. En el shintoismo se veneran las fuerzas de la naturaleza. Para ellos, un árbol con 2 300 años contiene un espíritu venerable.






Estuvimos un rato en el terreno del árbol. Apreciamos su majestad. Nos trepamos al árbol con las miradas. Notamos el silencio y la tranquilidad. Medité sobre cómo debe experimentar la vida un árbol así. Que nosotros estemos ahí no significa nada para él. ¿Qué son 2 horas contra 2 300 años? La visita que le hizo el emperador Hirohito tampoco debe haber significado mucho para él, aunque debe haber habido mucha más gente ese día.




Nos sentamos en una choza en frente del templo para disfrutar de la naturaleza. Se me ocurrió que sería divertido pedirle a Joy que posara.



Luego de que quedamos satisfechos con nuestra visita a tan venerable organismo todavía teníamos un par de horas antes de la cena. ¡Ahora era mi turno!

Detrás de Hana Tsubaki corre un riachuelo. Hay un par de onsen, dentro del edificio, que tienen vista al río. Hay un onsen al descubierto que está justo al lado del río. A ese es el que quería ir. Pasamos por nuestra habitación. Cambiamos nuestra ropa por yukata, una especie de kimono ligero. Cambiamos nuestros zapatos por sandalias y empezamos a bajar. El camino serpentea por la colina. Aquí y allá hay leña agrupada en paredes. Al final del camino hay una pequeña cabaña. Ésa es la entrada al kon-yoku, o baño mixto.

Si bien es cierto que la gran mayoría de los onsen están separados por sexo, en algunas áreas remotas todavía quedan onsen donde todo el mundo se baña junto. Pensé que sería una experiencia interesante para compartir con Joy. ¿Será posible experimentar junto con personas del otro sexo esa misma naturalidad de los onsen separados?

Al entrar a la cabaña nos recibe una viejecita. "A mano izquierda es el vestidor de varones, la derecha es el de mujeres. Aquí tiene cada uno una toallita. Usted caballero se me pone la toallita alrededor de la cintura. Usted jovencita se la pone desde el pecho. Cuando terminen de bañarse les serviré té aquí".

¿Cómo es posible que entre al onsen con toalla? ¿No se supone que está prohibido entrar con ropa al onsen porque se ensucia el agua? Alguien me está engañando aquí. Parece que 4 horas en tren no es suficientemente remoto ):

De todas formas disfrutamos del onsen. El paisaje estaba muy bonito. Uno puede sentarse en una de las varias piscinas y ver el río pasar. Toda el área está cubierta de árboles y el único sonido es el del agua bajando. Habían familias y grupos distribuidos entre las varias piscinas. Luego de remojarnos lo suficiente nos vestimos y fuimos por nuestro té de viejecita.

Fuimos al banquete vestidos de yukata, como es la norma. Todos los huéspedes estaban en una gran habitación con piso de tatami. Había un par de mesitas para nosotros dos. Las señoras del ryokan trajeron varios platos de porciones pequeñas. Hubo sashimi, encurtidos, ensalada, sopa con fideos, tempura, sopa de huevo y mariscos, un pescado cocido al fuego y arroz. Todo se ve muy lindo y la experiencia es muy chévere. Pasamos un rato muy agradable.





Dormimos muy bien. Al día siguiente hubo tiempo para pasar una vez más a saludar al árbol. A media mañana el ryokan nos mandó a la estación en su autobús y después tomamos un tren para regresar a Ōsaka.

El viaje estuvo chévere. Pudimos conocer un árbol que nació 300 años antes de Cristo y aprendí que no todos los kon-yoku son como uno se los imagina. Muy bien, ahora a seguir programando juegos.

En Flickr pueden ver nuestro álbum de Kayano Ōsugi.

lunes, diciembre 15, 2014

Un día en París

Supongamos que vives en Ōsaka, que vas a viajar a Venezuela, que necesitas hacer un cambio de aviones en París, que para poder realizar el cambio necesitas visa para entrar a Francia, que para obtener la visa tienes que pedir un día de vacaciones, viajar en bus nocturno hasta Tōkyō e ir a la embajada de Francia. Dadas estas condiciones, ¿harías solamente el cambio de vuelo? ¿O visitarías París aunque sea un día?

Luego del viaje de Joy en Venezuela, en la ruta de regreso a Japón nos tocaba hacer una escala de 2 horas en el aeropuerto de París. De antemano habíamos pedido que nos movieran el segundo vuelo al día siguiente para poder visitar París un día. Fue Joy la que escogió los sitios a visitar ya que nunca había estado en Europa.

Llegamos al hotel, dejamos las maletas y salimos a París.

Primera parada, la catedral de Notre Dame. Notre Dame estaba celebrando su 850º aniversario* y enfrente de la catedral había una tarima conmemorativa. La tarima estaba rodeada con nombres y conseguí el mío. Por dentro, la catedral es mucho más grande de lo que uno infiere al verla desde afuera.







Tomamos nuestro tiempo para apreciar los vitrales, descubrir estatuas, leer sobre la historia de la catedral y explorar el gran nacimiento que todavía estaba puesto.







Al salir almorzamos crepes en un puesto en la calle.



Segunda parada, Sainte Chapelle. Ésta es una pequeña capilla que no está muy lejos de Notre Dame. Está detrás del Palacio de Justicia. Según Joy investigó en fotos, los vitrales allí son muy bonitos.





En efecto, la capilla es muy bonita. Los vitrales contienen escenas del viejo testamento, la infancia de Jesús, su pasión, el descubrimiento de las reliquias de la pasión de Cristo y su traslado a París.

Ahí nos quedamos un buen rato apreciando los vitrales, las decoraciones pintadas en los muros, etc.







Luego de Sainte Chapelle Joy quería ir a la basílica de Sacré-Cœur, pero el día se nos había ido más rápido de lo que anticipamos y no pudo ser. Sacré-Cœur quedará para una próxima visita.

La Torre Eiffel es uno de los símbolos de París, pero en lugar de visitarla Joy escogió como última parada el Arco del Triunfo. Desde el Arco del Triunfo se puede ver perfectamente la Torre Eiffel. "Como tenemos solamente un día, hay que ser eficientes". El plan era llegar al Arco del Triunfo caminando a través de los Campos Elíseos.

Cuando llegamos a los Campos Elíseos ya era el crepúsculo. Cuando llegamos al arco ya era de noche.





Los Campos Elíseos están flanqueados por todo tipo de tiendas elegantes y costosas. Joy aprovechó para comprarse unos cosméticos que en Japón no se consiquen.

Al llegar al Arco del Triunfo le conté a Joy de Francisco de Miranda, "el primer venezolano universal", quien participó en las guerras de independencia de Estados Unidos, en la Revolución Francesa y en las guerras de independencia de Venezuela. Juntos buscamos su nombre grabado en el arco.



¿Sabían que uno puede subir hasta la cima del Arco del Triunfo? La subida se hace larga en una escalera de caracol.



Desde arriba pudimos ver una buena parte de París y la Torre Eiffel iluminada. El ambiente se puso romántico y le robe un gran beso a Joy. La señora a nuestro lado se sorprendió y se echó a reir (luego se apartó un poco).





Ya de noche cenamos en un restaurante no francés. No teníamos presupuesto para una cena francesa y el hambre nos invitó a elegir alguna comida que llenara el estómago.

Todavía hay muchos sitios que queremos visitar algún día: Sacré-Cœur, la Torre Eiffel, el museo de Louvre, etc. Pero este breve viaje fue una buena manera de cerrar nuestras vacaciones fuera de Japón. Ahora regresamos a Japón sin arrepentimientos, listos para continuar con el trabajo duro.

Pueden encontrar más fotos en Flickr.

* = ¿Alguien se acuerda de los nombres de los número ordinales en castellano? A mí me tocó averiguar que 850º se lee octingentésimo quincuagésimo, o también quincuagésimo aniversario del octavo centenario…